5 de junio de 2012

Adiós Madrid


El resto de los meses hasta junio pasaron muy rápido y sin cambio alguno. Al día siguiente de conocer a Aless antes de ir a la Universidad me dirigí a un tienda de teléfonos y di de baja mi numero. Compre uno nuevo y le mandé un SMS a todos mis amigos diciéndoles que este era mi nuevo numero que lo apuntaran y que por favor no se lo dieran a Sam.

Como dije el resto de los meses pasaron muy rápido, mi cumpleaños lo pase en el piso, mis chicos me organizaron una pequeña fiesta que termino en el reservado de una de las discotecas más famosas de Madrid. La mayoría de los día en Semana Santa los pase en Sevilla con Alex, ya que a las dos nos encantaba ese mundo y nos apasionaba ver como el caballo de “Tres caídas” entraba en la Calle Sierpes cada madrugá.

Mi amistad con Alessandro fue creciendo y la complicidad era cada vez mayor. Todos los días quedábamos a la misma hora en la Cafetería de la Universidad para contarnos que tal nos había ido el día. Y quedábamos también fuera del Campus para salir de fiesta o simplemente para salir a cenar. Él se quedaba en mi piso muchas veces a dormir y yo en su casa, muchos llegaron a decir que éramos pareja, pero eso por el momento no iba a pasar. Yo estaba disfrutando de mi soltería y él quería disfrutar al máximo su estancia en España. Pero me entraba una sensación rara, que no sabría como describir, cada vez que insinuaban que éramos pareja.

Con Junio, como de costumbre, llegaron los exámenes del semestre final. Era la primera vez que me enfrentaba a ellos, al igual que los de Febrero, y esperaba no suspender ninguno. No quería estar todo el verano estudiando lingüística o Italiano. Aunque si me quedaba, tendría mi profesor particular, y quién mejor que un italiano nativo. No era mala la idea la verdad, pero el volvería a Italia y yo a Córdoba. Y no creo que le hiciera mucha gracia estar 3 meses más sin ver a su familia solo porque yo le pidiera ayuda. Y por otro lado, a mi no me hacia ni pizca de gracia pasarme el verano en Madrid sin pisar la playa.

Hice los exámenes lo mejor que pude, y a principios de Julio supe que no había suspendido ninguna, eso me alegro, ya que estaría libre todo el verano para viajar donde quisiera.

4 de junio de 2012

Marzo


La vuelto a Madrid fue como siempre, sin cambios algunos. Al llegar al piso le conté a mis compañeros lo que había pasado, recibí todo el apoyo departe de ellos. Le conté como había sido todo y se quedaron asombrados, no imaginaban como había podido mantener aquella farsa durante tanto tiempo, más aún, como no se había dado cuenta su mujer. Pero la verdad que aquellas preguntas ni se me pasaban por la cabeza, creo que no me afectó demasiado la ruptura, tampoco quería que me afectara pero esperaba estar encerrada en mi habitación sin ganas de ver nada ni a nadie. Pero no fue así, ahora tengo claro que puedo vivir mi vida en Madrid como esperaba, disfrutar de todo sin tener que pensar en alguien a la cual estaba atada.

Esa noche comimos todos juntos, cosa que no hacíamos porque cada uno tenia cosas diferentes que hacer o llegaba a una hora distinta. Pero aquella noche estábamos todos juntos y a Carlos se le ocurrió poner la mesa del comedor y preparar una gran cena. Mientras Sergio y Violeta se metían en la cocina, Carlos y yo preparábamos la mesa y nos hacíamos fotos. Mientras estábamos haciendo el tonto, yo pensaba en que tenia que hacer mañana; ir a clase, estudiar, tomar un café con Paloma y en cuanto tuviera oportunidad mañana me pasaría por una tienda que borraría todo y me dejaría empezar desde el principio.

-Chicos, a la mesa, que ya está la comida- Decía Violeta mientras terminaba de poner los dos últimos platos en la mesa.
- ¿Qué queréis de beber? – les pregunté.
- Yo Coca Cola, Carlos y Sergio Fanta – dijo Violeta
Era la última en sentarme, pasamos una velada muy amena y divertida. Violeta y Carlos no paraban de pasarse la cámara y hacer fotos. Tras la comida Carlos y yo nos encargamos de recoger y poner el lavavajillas, después nos unimos a Sergio y Viole en el sofá para ver la televisión. Después un poco allí el sueño empezaba a hacer sus estragos en mí.

- Buenos noches chicos- les dije levantándome del sofá y dándoles un beso en la mejilla a cada uno como de costumbre hacíamos.
- Buenas noches, descansa- me dijeron.

Entré en mi habitación, me puse el pijama  y me metí en la cama, puse la alarma y en cuestión de segundos ya había caído en los brazos de Morfeo.

“SOMEONE LIKE YOU” de Adele sonaba tan puntual como siempre a las 8.30 de la mañana. Apagué la alarma y me levanté, estaba sola ya que la primera clase de hoy era más tarde. Cogí lo que necesitaba y me metí en la ducha, puse a todo volumen en el móvil alguna canción de Maldita Nerea que canturreaba mientras me duchaba.

A las 10.30 cogí el bus de la esquina de mi calle y fui hacia la universidad. Di la primera clase y como no tenia ni ganas de meterme en la cafetería ni en la biblioteca me senté en el césped y me puse a terminar unos trabajos que tenía que acabar para lingüística. Después de varios minutos escribiendo en el portátil levante la mirada y ahí estaba él, un chico muy guapo. Me resultaba extraño porque cada vez que me lo cruzaba por algún lado de la universidad se me quedaba fijamente mirando, pero ese día salí de dudas.

- Ciao bella-
¿Bella..? Pero es que acaso era italiano y cuántos años tenía aquel adonis esculpido por las manos de Miguel Ángel.
-Hola- Vaya respuesta más estúpida, va a pensar que soy tonta.
- Te he visto varias veces por aquí, pero nunca hemos coincidido demasiado tiempo como para hablar-
De su boca salía un perfecto español que me dejo asombrada, muy asombrada.
- ¿Qué estudias?- me pregunto cuando se sentó a mi lado y miraba por el portátil.
- Traducción e Interpretación, ¿y tú? Supongo que estás de Erasmus ¿no?-
- Claro, estudio periodismo, estoy en 3º año.
Vaya en 3º, ya me sacaba dos años jaja. Esto no era como el instituto, que si te hablaba un chico de un curso superior era más popular por ello, pero me recordó a las típicas películas americanas en las que todas las chicas se pelean por el chico más guapo y popular del instituto.
- Cuando me haga famosa no sacaras muchas exclusivas de mi ¿no?- bromeaba.
- Bene, te fotografiaré infraganti en tu yate en Mallorca- me seguía el rollo.
Nos pasamos toda la mañana hablando y bromeando, la verdad que los italianos tienen fama de conquistadores y este no iba a ser menos.

A las 15.30 miré el reloj era tardísimo.
- Vaya es tarde, debo irme a casa y terminar aún el proyecto-
- ¿Te acerco?- me preguntó cortésmente
- No es necesario, gracias-
- Insisto-
-Bueno, si te pones así. Vale- le sonreí.

Me ayudó a recoger las cosas y mientras hablábamos me condujo hasta su coche, y que coche, un volvo descapotable negro muy brillante que parecía salido del concesionario. Me monté despacio por miedo a estropear algo. Él parece que se dio cuenta como soltó una pequeña carcajada. Como era normal aquel día nos pasamos el camino de ida a casa hablando, nos dimos los teléfonos y prometimos mensajearnos cuando estuviéramos por el campus.

-Por cierto no me has dicho cómo te llamas, para guardarte en la agenda-
-Cierto, soy Danielle- cogió su blackberry rápidamente y escribió, en cuestión de segundos mi teléfono estaba sonando.  – Ahí tienes un adelanto de tu mensaje de buenas noches – comencé a reirme.
- ¿Y tú nombre?-
- Alessandro- dijo mientras arracaba el coche – Nos vemos mañana por el campus princesa – Dijo despidiéndose mientras me guiñaba un ojo.

Subi muy deprisa las escaleras, entre a mi habitación y de un portazo cerré la puerta. Me encantaba aquel chico, como buen italiano tenia algo que me atraía muchísimo.

La vida sigue


Las dos horas siguientes las pase en la carreta conduciendo, intentando dejar en cada curva del camino los recuerdos que de él había en mi cabeza. Sin rumbo alguno terminé lejos de casa. Aparqué el coche y llamé al porterillo arriesgándome a que la persona que buscaba no estuviera allí, esa persona que semanas antes me había insinuado que había algo tras de él y que yo, tan ilusa como siempre no hice caso y ahora sufro las consecuencias.

- ¿Quién es?- respondió Alejandra
- Soy yo, abre-
- ¿Dan?- Después de pronunciar mi nombre con asombro y abrir la puerta, subí hasta el cuarto piso. Allí estaba ella, esperándome en la puerta, impecable como siempre con unos vaqueros una camiseta ancha y su melena morena, larga y ondulada sobre la cara. Sin pronunciar palabra alguna al verme me abrazo cogió el bolso y nos fuimos. Cogimos el coche y fuimos a comer a un restaurante, aunque era algo tarde teníamos la esperanza que nos pudieran servir.

-¿Qué a pasado? Porque se que ha pasado algo y no me mientas- me dijo mirándome fijamente.
- Debí hacerte caso cuando me avisaste. Hace unas horas he ido a buscarlo al trabajo para darle una sorpresa, pero la sorpresa me la he llevado yo. Cuando he entrado lo he visto con una mujer, me he acercado y ha llegado un niño llamándolo papá.- cuando pronuncié esa ultima palabra los ojos de Alex se salieron de su orbita.
- Casado y con un hijo. ¿Pero como ha podido esconder eso durante tanto tiempo? –
- No lo sé. Pero tampoco me interesa, solo quiero olvidar estos últimos meses y seguir mi vida- le respondí con una sonrisa. Y sí, eso era lo que iba a hacer. Voy a vivir mi vida como si cada día fuera el último y lo pasad, pasado está.
- Así me gusta cariño, positividad ante todo.- El camarero llegó con la comida y dejamos de hablar. Durante la comida Alex cambió de tema, pensó que ya era darle demasiado protagonismo en una conversación a una persona que no se lo merecía. Después de comer fuimos a tomar algo a “La Campana” situada en uno de los sitios más famosos de Sevilla.

Mientras tomábamos un helado, el teléfono sonó. Miré quien era y lo pusi sobre la mesa sin cogerlo.
- ¿Quién es?- preguntó Alex cogiendo el teléfono para mirarlo por si misma. Y sin tapujo alguno respondió al teléfono.
- ¿Pero qué haces Alex?- le dije en un intento inútil de quitarle el móvil.
- ¿Diga?- respondió.
- Danielle, escúchame, no cuelgues. dijo alguien al otro lado del teléfono.
- ¿Buscas a Dan?-
- Sí. ¿Alex?-
- Exacto, ¿qué quieres?-
- Dile a Dan que se ponga-
- Lo siento, esta ocupada en este momento-
- No juegues con esto, es muy serio.-
- ¿Ahora eres el que viene a dar lecciones sobre juegos?- Tras decir esto, Alejandra se enfado muchísimo, le colgó, respiro hondo, se levantó y nos fuimos.

Tras sentarnos en la ribera y pasear por el mágico barrio de Triana, lleve a Alex su piso. Eran cerca de las 10, me invitó a que subiera, lo hice pero sin ganas, a saludar a sus compañeros de piso. Después de un rato allí el teléfono sonó, fui a cogerlo.

-Espero que no sea de nuevo él-
- ¿Sí?- respondí.
- Danielle, ¿dónde estás?. Es muy tarde-
- ¡Mamá! He venido a visitar a Alex, y se me ha hecho tarde, enseguida voy para allá.-
- Me tenias preocupada. Vale, ten cuidado con la carretera cariño.-
- Sí, mamá. Ya salgo para allá- Colgué.
- Chicos, me tengo que ir. Es tarde y todavía me queda un largo camino hasta llegar a Córdoba.
- ¿Quieres quedarte?- preguntó Ismael uno de los compañeros de Alex.
- No, gracias. Mañana voy para Madrid y el tren sale temprano. Pero en otra ocasión me quedaré.
- Eso espero- me dijo con una gran sonrisa.
Alex me acompaño hasta la puerta, me abrazo y me dio un beso en la mejilla como despedida.
- Ten cuidado, y dame un toque cuando llegues a tú casa- me decía desde la puerta.
- Adiós, y gracias por todo- le dije desde la puerta del ascensor.

Me había ayudado pasar parte del día con ella. Por una parte me había olvidado de él por unas horas y por otra parte había comprendido que tenía que seguir mi vida, no podía estar mal por alguien que me había mentido. Y así me prometí que la iba a hacer.
 

¿Cómo? Es imposible


Con el final de los exámenes llego Febrero y con él mi cumpleaños, cogí un tren el primer fin de semana de Febrero que tuviera libre para ir a casa.
Cuando llegué mi madre estaba esperándome para recogerme y llevarme a casa, Sam no sabía que había llegado, tampoco quise decírselo, quería darle una sorpresa yendo a su lugar de trabajo. Y así fue, al día siguiente me vestí con unos vaqueros claros, una chaqueta gris y una camisa azul. Cogí el coche y conduje hasta el trabajo de Sam. Al llegar allí pude ver su coche aparcado frente a la fachada de un edificio blanco y mostaza, donde la cadena “GRAZZIA” tenia las oficinas y el restaurante. Entre allí y se podía notar la elegancia que vestían las mesas. Vi a Sam de espaldas y me acerqué.

- Hola- le dije tocándole la espalda. Él se giró y me miró asombrado y sin sabe como reaccionar.
- ¿Quién es Samuel?- le dijo la mujer que estaba a su lado. Él seguía sin saber como reaccionar.
- Es una clienta que estaba esperando, Fernanda le debió decir que estaba aquí- Mis ojos se desorbitaron al escuchar aquellas palabras, cómo que una clienta, era su novia. No entendía nada de lo que pasaba.
- Acompáñeme- abrió una mano mostrándome el camino. Yo obedecí y pase delante de él. Al llegar a un pasillo donde no podía vernos ni oírnos nadie empezamos a hablar.
- ¿Cómo que una clienta? Ahora, después de todo tienes miedo de decir quién soy- le dije muy alterada.
- No sé que haces aquí, es más, no deberías estar aquí-
- ¿Cómo que no debería estar aquí? Eres mi pareja, quería sorprenderte. Pero veo que no soy bien recibida- En aquel momento se abrió la puerta y un niño pequeño entro corriendo.
- Papá, papá, vamos a comer tengo hambre- Sam lo cogió en brazos, lo besó y le respondió – Ahora voy Cristian, papá está en una reunión muy importante- Mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas después de que aquel niño saliera de la habitación, cogí mi bolso y salí de allí.
- Danielle, espera- dijo cogiéndome del brazo. Me solté bruscamente y me sequé las lágrimas como pude.
-No vuelvas a llamarme, no vuelvas a buscarme, es más borra mi número, olvídate de mi nombre. ¡¡ALEJATE DE MI!!- Salí de allí, cuando llegue a la salida me volví a encontrar a aquella mujer.
- Buenas tardes- le dije mientras abría la puerta y salía de aquel lugar. Aunque algo dentro de mi me decía que me encarara a ella y le contará toda la verdad, pero por otro lado aquel niño no era el culpable de que su padre fuera quien era, y no merecía que una familia se rompiera por una aventura extra matrimonial de su padre con una adolescente, 11 años más pequeña que él.

Cuando llegue al coche tiré el bolso dentro y golpee el volante de la misma rabia e impotencia que sentía en mi interior. Metí la llave y arranqué, en aquel momento vi a Sam dirigirse hasta mi coche. En cuestión de segundos estaba impidiéndome marchar.

- Déjame que te explique, por favor. Nada es como lo imaginas-
- ¿Entonces cómo es?- le dije entre sollozos. Él no supo que contestar, tan solo pudo bajar la cabeza.
- No tienes respuesta para eso y para nada- En esos momentos tan solo me culpaba a mi por ser tan imbécil de haber creído en sus falsos te quiero y sus falacias. – Mira, sigue tu vida, olvídate de mi. No sé si tendrás algún problema en tu matrimonio pero tampoco me importa. Tan solo arréglalo, tu hijo no se merece lo que su padre haga fuera de la familia- En ese momento supe que de verdad estaba enamorada de él, llego al momento de dejarlo ir sin importarme, en cierta parte, el daño que me estaba haciendo. Entonces comprendí que era real lo que YO sentía por él.
- ¿Sigues sin decir nada?- arranqué el coche.
- No, espera.-
- Ya es demasiado tarde, pero recuerda la guerra entre quienes somos y quienes fingimos ser es una lucha que nadie gana, y tú, claramente, no has sido el ganador- Eche marcha atrás y me fui a casa.

Movida madrileña


La semana pasó muy rápido, entre las horas que me pasaba en la universidad estudiando y en clase no tenía tiempo para nada, cada vez que salía de allí o me acostaba miraba el móvil y veía alguna llama que otra de Sam, pero al tenerlo en silencio nunca me daba cuenta de cuando llamaba, por lo que había estado más de una semana sin saber de él. Pensé en seguir estudiando ya que me esperaban dos semanas más, hasta finales de Enero, muy duras; pero sonó el teléfono era Paloma, qué quería.

- Hola Pal- respondí
- ¿Tienes plan para esta noche?- me dijo con una voz extraña.
- Tenía una cita con Italiano, ¿por qué?-
- Cancela esa cita y salimos a bailar esta noche, necesitamos despejarnos un poco, la última fiesta antes de centrarnos por completo en los exámenes qué dices, ¿te apuntas?-
Para que engañarnos, la proposición eran muy atractiva.
- Te recogemos a las doce y media en la puerta de tu casa- antes de que pusiera articular palabra alguna Paloma ya había colgado el teléfono. Pensé que no pasaría nada por salir una noche si después iba a estar dos semana reclusa en casa estudiando. Mire el reloj y tan solo tenía 2 horas para duchar y lo mas importante, decidir que ponerme. Cogí la toalla y los champús rápidamente, salí de mi habitación, Carlos se aproximaba hacía el baño, fue una carrera para adelantarlo e impedir que entrara antes que yo.

-Lo siento Charly, pero he quedado con Paloma- y cerré la puerta de un portazo.

Me desnude rápidamente y me metí en la ducha, me encantaba ducharme con el agua muy caliente. En menos de 15 minutos estaba fuera. Me dirigí hacía mi habitación, abrí la maleta y cogí un conjunto de culote y sujetador de raso color esmeralda con algunos volantes de encaje que había comprado de París y aún no había tenido oportunidad de estrenarlo, y que mejor ocasión que aquella. Después abrí el armario y busqué algo que me pudiera poner aquella noche, que no fuera muy provocativo pero tampoco demasiado conservador. Cogí unos vaqueros ajustados, una camisa blanca que dejaba al descubierto mi espalda, un blazer turquesa y unos taconazos, la mejor combinación; informal pero arreglada, solté una carcajada para mi. Parecía que era la primera vez que salía por allí, pero no era así, de todos modos tenia esa sensación, de ser la primera vez que iba a ser algo y de eso iba a salir muy bien, tenia la impresión que la noche iba a prometer. Me pasé la plancha en el pelo, me maquille con los ojos en un ahumado negro y me puse unas perlas de pendientes. Preparando el bolso, miraba a todos lados en la habitación para ver si se me olvidaba algo, metí la cámara, el pintalabios y el lápiz de ojos negro y la cartera con el D.N.I.

-Creo que está todo- dije en voz alta, mientras cogía la chaqueta y salía de la habitación. Me dirigí al salón dónde los demás esperaban a algunos amigos para salir, Carlos y Sergio me miraban.

-¡Qué guapa!- dijo Carlos.
- Esta noche ligas rubita- continuó Sergio mientras ambos se reían.
- No seáis tontos, tengo pareja- dije en un tono irónico levantando la cabeza mientras los tres nos reíamos.
- ¿Con quién sales está noche?- preguntó Sergio mientras Carlos pasaba de canal intentando localizar algún canal donde estuvieran retransmitiendo algún partido de tenis.
- Con Paloma, la chica que está en mi clase-
- Ah sí, ya sé quien es.- me respondió sonriendo - ¿A dónde vais?- me insistía.
- No lo sé, no me ha dicho nada, me llamó y me preguntó si tenía algún plan para esta noche, al decirle que no me dijo que me recogería a las 00.30 aquí, pero son casi las una y aún no hay rastro de ella- en cuanto termine de decir aquella frase, sonó el porterillo. Me asomé a la ventana.

-Vamos Dan, baja de una vez- me dijo agitando las manos.
-Cojo la chaqueta y bajo enseguida- le dije retirándome de la ventana.
-No os portéis mal, ni bebáis mucho si salís esta noche, chicos- les dije saliendo del salón.
-Tranquila, somos unos chicos light y responsables- me dijeron desde allí.
-Claro, eso tendría que verlo- les dije abriendo la puerta –Adiós-

Me apresuré en bajar las escaleras, abrí la puerta del bloque y allí estaba Pal, junto a ella 4 chicos y una chica.

- Hola ¿vamos?- les dije mientras me colgaba el bolso.
- ¡Qué guapa Dan!- me decía Paloma mientras me cogía del brazo para presentarme a el resto de las personas con las que pasaríamos la noche – - Ella es Vanessa, una estudiante italiana de intercambio- sonreíamos mientras nos dabamos dos besos.
- Y ellos son los cuatro fántasticos- decía riéndose mientras uno de los chicos le daba un golpe en el hombro. – Estos son Alex, Hugo, Migue y Carlos – todos y cada uno de ellos esbozaron una sonrisa en señal de saludo.

Eran muy guapos, Paloma siempre se relacionaba con gente guapa, no sé porque me sorprendía. Hay algo que me llamo mucho la atención sobre cada uno de ellos; tenían los cuatro los ojos azules, en distintos tonos pero de un azul intenso que te atraían hacia ellos.

-Bueno, comencemos la noche- dijo Paloma mientras nos metíamos en varios coches, yo fui en el coche con Alex, Hugo y Migue, y Paloma, Vanessa y Carlos en el otro.
- ¿Dónde vamos?- le pregunte a Hugo que era el que conducía.
- Vamos a tomar algo a algún bar y después iremos a alguna discoteca. ¿qué te parece el plan? –
- Muy buena idea – le dije mirándolo y sonriendo.
Mientras Alex y Migue hablaban animadamente atrás.

15 minutos más tarde llegamos a nuestro destino, un moderno bar de copas, lo que más me llamo la atención del interior fue la Harley Davidson que se encontraba a la derecha nada más entrar y la cantidad de guitarras eléctricas y bajos que había colgados en la pared.  Nosotros llegamos primero por lo que fuimos a coger una mesa donde nos pudiéramos sentar todos; cogimos una al fondo, pero aún así tuvimos que juntar otra mesa más.

- ¡Qué rápido habéis llegado! Si es que Hugo cuando quiere llega muy rápido a los sitios – dijo Paloma mientras se acercaba y le daba un beso en la mejilla.
- ¿Queréis algo de beber? – Dijo Hugo.
- ¡¡Síí!! – respondieron todos al unísono.
- Está bien, voy a pedir la bebida. ¿Dan me acompañas?-
- ¡Claro!- Me levanté y lo seguí. Nada más llegar a la barra saludó al chico que había, se notaba que frecuentaba el bar. El chico era muy atractivo, moreno de ojos verdes aceituna y fuerte, se podía apreciar por encima de aquella camiseta de los Red Hot Chili Peppers que tenía un cuerpo marcado.
- Dan, esté es Rubén- Me acerque y le di dos besos, el hizo lo mismo.
- Tienes que traerme más por aquí a bellezones como ella, que de esta forma seguro que hago lleno completo- dijo mirándome mientras nos servía los refrescos. Mientras yo empecé a reírme.

Hugo y yo cogimos los refrescos y los llevamos a la mesa. Pasamos unas horas amenas hablando sobre todo; amistad, estudios, amor y sexo entre otros. A las 2 salimos de aquel bar y nos dirigimos a la discoteca. Era tarde por lo que ya había mucha gente, pero aún así pudimos entrar el hermano de Alex era rr.pp. (relaciones publicas) de aquella discoteca y nos puso en su lista para poder entrar sin pagar. Dejamos los abrigo y las chaquetas en el guarda ropa y salimos a la pista a bailar, Vanessa y los chicos se quedaron allí, mientras Paloma y yo fuimos al a barra a por unas copas.

Un chico muy guapo, atractivo y sexy se acercó a nosotros, sus labios carnosos y sus impresionantes ojos negros destacaban en su cara. Era de igual forma un chico elegante, vestido con una camisa azul, y unos vaqueros oscuros que resaltaban su figura.

- Hola chicas ¿qué queréis de beber?- dijo el chico
- Dos ron con cola- respondió Paloma. El chico saco dos vasos, les puso hielo y le echo el alcohol. Miguel se le acercó por detrás a Paloma, la cogió de la cintura y se la llevó a bailar, se notaban que había algo entre ellos que aún  no me había contado.
- Aquí tienes- dijo el camarero.
- Gracias – le respondí con una sonrisa. Mientras echaba al coca – cola en mi vaso, él echaba una bolsa de hielo a la cubitera, me miraba continuamente como intentado averiguar algo.
- Me llamo Álvaro ¿y tú? –
- Soy Danielle, pero me dicen Dan- Estuvimos hablando un largo rato, tanto que el hielo de Paloma se derritió en el vaso.
- Oye, podríamos quedar un día fuera de aquí para tomar algo, qué te parece- Esboce una leve sonrisa.
- Me encantaría. No conozco mucha gente aquí y estaría bien conocer a alguien más-
- En media hora termino mi turno, qué tal si bailamos un rato-

- Allí te espero- Álvaro se dio prisa en acabar lo que estaba habiendo lo más pronto posible. Me fui y le lleve el refresco de Paloma. Empecé a bailar con Vanessa, pocos minutos después alguien me cogió por la cintura, me pegó a él y comenzó a moverse, yo le seguí. Álvaro me dio la vuelta y metió una de sus piernas entre mis piernas, me agarró de nuevo por la cintura y seguimos bailando. Pasamos toda la noche bailando y compartiendo confidencias al oído. Álvaro era muy fogoso y pasional, aunque lo disimulara bajo esa faceta de niño rico. Eran ya las 5.30 cuando salimos de la discoteca.
- ¿Has venido en coche?-
- Sí, pero llamaré a un taxi. – La gente con la que había venido se había ido, o mejor dicho yo me había quedado. Me lo estaba pasando tan bien aquella noche que quise aprovechar al máximo antes de encerrarme por completo en casa a estudiar.
- Para nada, te llevo yo. Espera aquí, enseguida vengo-
No pasaron más de dos minutos cuando un coche negro muy elegante con los cristales traseros tintados apareció.
- ¿Te montas o eres de las que no se montan en un coche con el chicos que conocen de una noche?- dijo bromeando.
- ¡Qué tonto!- le dije dándole un golpe en el brazo. Le indiqué la dirección y me llevó a casa. Estaba amaneciendo cuando llegamos al portal de casa, él se bajo del coche y me acompaño a la puerta.
- Bueno, pues esta es mi casa-
- ¿Cuántos vivís en el piso?- pregunto Álvaro mientras se dejaba caer en la pared y ponía un pie sobre ella.
- Conmigo somos 4, 2 chicos y 1 chica- le decía mientras me colocaba frente a él.
- Así que un piso mixto, seguro que tus compañeros estarán encantados.- Comencé a reírme.
- Me voy, es tarde y mañana, bueno en realidad hoy, quiero seguir estudiando.- Se acerco y me dio un beso provocador, tierno e insinuante en la comisura de los labios.
- Buenas noches- le dije mientras abría la puerta del portal.
- Que descanses dormilona- Respondió desde el coche esperando a que entrara.

Llegué arriba, entre en el piso intentando no hacer ruido y me metí en mi habitación. Me desmaquillé y desvestí. Dejé el bolso en el salón con el móvil dentro. A las 15.00 me levanté, salí de la habitación con el pelo alborotado y en pijama, se podía oler la famosa y riquísima pasta de Carlos.
- Buenos días Bella Durmiente- me dijo violeta desde el sofá.
- Mírala, tiene un sueño que no puede ni con su cuerpo- se reía Sergio
- ¿Qué hora es?-
- Las tres de la tarde Dan- respondió Violeta - ¿A qué hora llegaste anoche? Y lo más importante, ¿quién te trajo?, porque Paloma ha llamado esta mañana preguntando si habías llegado-
- Me trajo Álvaro, un camarero de la discoteca a la que fuimos anoche-
- Por cierto, esta mañana te ha llamado Sam, lo que cogido y parecía un poco mosqueado cuando oyó mi voz, dijo que te volvería a llamar- me dijo Carlos.

Cogí el móvil y lo llamé, Violeta se acercó a mi y pegó la oreja a mi teléfono para escuchar la conversación.
- Hola Dan, ¿qué tal estás?-
- Hola, bien, me ha dicho Carlos que habías llamado-
- Sí, es normal que llamé y quiera hablar contigo después sin saber de ti una semana- decía Sam asqueado.
- Lo siento, estaba durmiendo y anoche cuando llegue me dejé el teléfono en el bolso, así que lo cogió él- empecé a mosquearme, no se porque se enfadaba, la que debería de estar enfada era yo, una desconocida respondió a mi llamada nada más irme de Córdoba.
- Samuel cariño, la comida está en la mesa- se oyó otra vez la voz de aquella mujer desde el teléfono de Sam. – Oye tengo que colgar, hablamos en otro momento-
- ¿Con quién estas?-
- Es mi hermana, te llamo luego-No me dio tiempo a pronunciar palabra cuando él ya había colgado el teléfono. Me quedé en blanco, mirando mi móvil y pensando quién era aquella mujer, ya había escuchado su voz dos veces, y una de ellas respondió a su teléfono personal. Confiaba en él desde el principio, pero aquella vez no me fiaba.

Aquella tarde me la pasé encerrada en la habitación, intentando estudiar, pero no hacia más que darle vueltas a la voz de aquella mujer. Quizá me estuviera comiendo demasiado la cabeza por nada, no conocía a su familia, posiblemente fuera su hermana o su madre, y yo le estaría dando vuelta a un tema sin razón alguna.