La vuelto a Madrid fue como siempre,
sin cambios algunos. Al llegar al piso le conté a mis compañeros lo que había
pasado, recibí todo el apoyo departe de ellos. Le conté como había sido todo y
se quedaron asombrados, no imaginaban como había podido mantener aquella farsa
durante tanto tiempo, más aún, como no se había dado cuenta su mujer. Pero la
verdad que aquellas preguntas ni se me pasaban por la cabeza, creo que no me
afectó demasiado la ruptura, tampoco quería que me afectara pero esperaba estar
encerrada en mi habitación sin ganas de ver nada ni a nadie. Pero no fue así,
ahora tengo claro que puedo vivir mi vida en Madrid como esperaba, disfrutar de
todo sin tener que pensar en alguien a la cual estaba atada.
Esa noche comimos todos juntos, cosa
que no hacíamos porque cada uno tenia cosas diferentes que hacer o llegaba a
una hora distinta. Pero aquella noche estábamos todos juntos y a Carlos se le
ocurrió poner la mesa del comedor y preparar una gran cena. Mientras Sergio y
Violeta se metían en la cocina, Carlos y yo preparábamos la mesa y nos hacíamos
fotos. Mientras estábamos haciendo el tonto, yo pensaba en que tenia que hacer
mañana; ir a clase, estudiar, tomar un café con Paloma y en cuanto tuviera
oportunidad mañana me pasaría por una tienda que borraría todo y me dejaría
empezar desde el principio.
-Chicos, a la mesa, que ya está la
comida- Decía Violeta mientras terminaba de poner los dos últimos platos en la
mesa.
- ¿Qué queréis de beber? – les
pregunté.
- Yo Coca Cola, Carlos y Sergio Fanta
– dijo Violeta
Era la última en sentarme, pasamos una
velada muy amena y divertida. Violeta y Carlos no paraban de pasarse la cámara
y hacer fotos. Tras la comida Carlos y yo nos encargamos de recoger y poner el
lavavajillas, después nos unimos a Sergio y Viole en el sofá para ver la
televisión. Después un poco allí el sueño empezaba a hacer sus estragos en mí.
- Buenos noches chicos- les dije
levantándome del sofá y dándoles un beso en la mejilla a cada uno como de
costumbre hacíamos.
- Buenas noches, descansa- me dijeron.
Entré en mi habitación, me puse el
pijama y me metí en la cama, puse la
alarma y en cuestión de segundos ya había caído en los brazos de Morfeo.
“SOMEONE LIKE YOU” de Adele sonaba tan
puntual como siempre a las 8.30 de la mañana. Apagué la alarma y me levanté,
estaba sola ya que la primera clase de hoy era más tarde. Cogí lo que
necesitaba y me metí en la ducha, puse a todo volumen en el móvil alguna
canción de Maldita Nerea que canturreaba mientras me duchaba.
A las 10.30 cogí el bus de la esquina
de mi calle y fui hacia la universidad. Di la primera clase y como no tenia ni
ganas de meterme en la cafetería ni en la biblioteca me senté en el césped y me
puse a terminar unos trabajos que tenía que acabar para lingüística. Después de
varios minutos escribiendo en el portátil levante la mirada y ahí estaba él, un
chico muy guapo. Me resultaba extraño porque cada vez que me lo cruzaba por
algún lado de la universidad se me quedaba fijamente mirando, pero ese día salí
de dudas.
- Ciao bella-
¿Bella..? Pero es que acaso era
italiano y cuántos años tenía aquel adonis esculpido por las manos de Miguel
Ángel.
-Hola- Vaya respuesta más estúpida, va
a pensar que soy tonta.
- Te he visto varias veces por aquí,
pero nunca hemos coincidido demasiado tiempo como para hablar-
De su boca salía un perfecto español
que me dejo asombrada, muy asombrada.
- ¿Qué estudias?- me pregunto cuando
se sentó a mi lado y miraba por el portátil.
- Traducción e Interpretación, ¿y tú?
Supongo que estás de Erasmus ¿no?-
- Claro, estudio periodismo, estoy en
3º año.
Vaya en 3º, ya me sacaba dos años
jaja. Esto no era como el instituto, que si te hablaba un chico de un curso
superior era más popular por ello, pero me recordó a las típicas películas
americanas en las que todas las chicas se pelean por el chico más guapo y
popular del instituto.
- Cuando me haga famosa no sacaras
muchas exclusivas de mi ¿no?- bromeaba.
- Bene, te fotografiaré infraganti en
tu yate en Mallorca- me seguía el rollo.
Nos pasamos toda la mañana hablando y
bromeando, la verdad que los italianos tienen fama de conquistadores y este no
iba a ser menos.
A las 15.30 miré el reloj era
tardísimo.
- Vaya es tarde, debo irme a casa y
terminar aún el proyecto-
- ¿Te acerco?- me preguntó cortésmente
- No es necesario, gracias-
- Insisto-
-Bueno, si te pones así. Vale- le
sonreí.
Me ayudó a recoger las cosas y
mientras hablábamos me condujo hasta su coche, y que coche, un volvo
descapotable negro muy brillante que parecía salido del concesionario. Me monté
despacio por miedo a estropear algo. Él parece que se dio cuenta como soltó una
pequeña carcajada. Como era normal aquel día nos pasamos el camino de ida a
casa hablando, nos dimos los teléfonos y prometimos mensajearnos cuando
estuviéramos por el campus.
-Por cierto no me has dicho cómo te
llamas, para guardarte en la agenda-
-Cierto, soy Danielle- cogió su blackberry
rápidamente y escribió, en cuestión de segundos mi teléfono estaba
sonando. – Ahí tienes un adelanto de tu
mensaje de buenas noches – comencé a reirme.
- ¿Y tú nombre?-
- Alessandro- dijo mientras arracaba
el coche – Nos vemos mañana por el campus princesa – Dijo despidiéndose mientras
me guiñaba un ojo.
Subi muy deprisa las escaleras, entre
a mi habitación y de un portazo cerré la puerta. Me encantaba aquel chico, como
buen italiano tenia algo que me atraía muchísimo.
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