La puerta se cerro tras él, me quede parada unos segundos y continúe mi hazaña de subir la maleta a mi habitación, daba gracias de que no pesara tanto como la de la universidad.
Por fin había llegado arriba, subí la maleta a la cama y empecé a sacar la ropa y a colocarla adecuadamente en su sitio.
*Espero que mi madre no se de cuenta demasiado pronto de tanta ropa...* dije para mi
Baje la maleta de la cama y la lleve a una pequeña habitación al final del pasillo donde mi madre suele guardar las maletas y otros cachivaches. Al volver Sam estaba tumbado boca arriba sobre mi cama; no lo esperaba allí, era tan silencioso cuando quería.
Di la vuelta al colchón y me tendí a su lado, coloque la cabeza lentamente sobre su pecho, en el silencio podía escuchar el latir de su corazón, relajado y sonoro. Levante la mirada y el seguía con los ojos cerrados, me gusta mirarlo cuando duerme. De repente abrió los ojos y nos quedamos mirándonos mutuamente durante unos minutos sin pronunciar palabra alguna.

Me gusta tu mirada- dijo mientras me retiraba el pelo.
¿A sí? ¿Y eso por que?-
Dicen demasiado-
Y que dicen ahora mismo!-
No lo sé, intento descubrirlo, por eso no dejo de mirarte nunca, quiero saber que esconden esas dos estrellas que me enamoran- expuso mientras se incorporaba y se ponía a mi altura.
Me sonroje y a la vez sonreí, como podía ser posible que en tan solo un mes sintiera lo que estoy sintiendo.
Sam se levanto
¿Dónde vas?-
Bajo la persiana y dejo que algunos rayos de la tarde entraran entre ella.
Quiero que seas mía- dijo mientras se quitaba el jersey color rojo que llevaba.
¿Tuya? Soy tuya desde el primer momento en que me conociste-
De esa manera no- decía mientras se tumbaba sobre mi e introducía sus manos entre mi pelo.
Me deje llevar por la situación, siempre lo había echo, desde el primer momento en que probé su cuerpo aquel caluroso día de verano.

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