Los primero rayos de luz se hacían presentes en la habitación, yo aun no era consciente de todo lo que me había pasado esos últimos cuatro días, tampoco era consciente de lo que me esperaría al volver a casa.

En la ducha decidí que en el avión le preguntaría como había conseguido este fantástico lugar, sentía una gran curiosidad en mi interior. Salí de la ducha, me lié una toalla en el pelo, me vestí y salí a la cocina, y allí esta él sentado comiendo lo que le había preparado mientras leía el periódico.
Esta exquisito cariño, me tienes que hacer esto más a menudo.- dijo entre risas.
Me acerque a el, le di un beso y dije irónicamente: Buenos días mi vida, ¿Has dormido bien?.
Sam me miro extrañado, muy bien cariño, haz la maleta que dentro de poco saldremos para el aeropuerto.
Le hice caso y me dirigí al vestidor metí en la maleta todo lo que me había puesto aquellos días excepto el maravilloso vestido y las joyas, no sabría donde esconderlo ni que decirle a mi sargento madre si lo viera.
30 minutos después teníamos las maletas echas y nos encontrábamos en la puerta dispuestos a salir, el portero bajo las maletas al taxi, poco después Sam y yo bajamos juntos, nos despedimos del portero y entramos en el taxi.
La mañana era tranquila, hablábamos mientras llegábamos al destino, poco minutos después llegamos al aeropuerto, montamos en un avión destino Sevilla y en cuestión de horas estaríamos de nuevo en casa.
No quiero despertar de este sueño parisino, quiero retroceder en el tiempo y volver al día en que llegamos.
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