Sam le pago al taxista y nos dispusimos a entrar en el edificio, cogí mis maletas y haciendo que no pesaban me dispuse a subirlas, Sam se reía a lo lejos, y de improvisto se acerco un hombre no muy mayor vestido con uniforme, parecía ser el botones, que cogió las maletas mientras Sam le decía -s'il vous plaît grenier-. No entendí lo que dijo, imagine que le diría que las llevara a la habitación, pero el inmueble no tenia pinta de ser un hotel.
Sam entro a la vivienda, yo me quede unos minutos fuera, como diría Alejandra, "bicheando" el lugar. Poco después Sam se encontraba detrás de agarrandome por la cintura y diciendo que fuera con el que las maletas ya estaban arriba.
Entre delante de él, y mientras caminaba pensaba que el edificio ni tenia apariencia de hotel. Subimos unas escaleras y entramos en el ascensor, Sam pulso rápidamente uno se los botones, tan rápido que no me dio tiempo a ver cual de ellos había pulsado. En cuestión de seguros nos encontrábamos en la planta, las puertas del ascensor se habrieron y apareció frente a mis ojos un pequeño salón, muy luminoso y de alegres colores. Sam me dijo que mirara a ver que tal me parecía el ático.
Recorrí el pequeño salón en el que me encotraba, el suelo era de parqé claro, un color rojo intenso cubrían las paredes, mientras el blanco de las ventanas y el negro de el color de el sofá resaltaban la habitación, frente al sofá una pequeña mesa de crista y bajo ella una alfombra del mismo color que las paredes, y tras la pequeña mesita una gran tele se encontraba puesta en un pequeño mueblo brillante de color negro con adornos en color gris, lo que estaba viendo me gustaba muchismo pero aun no había visto lo mejor de la casa. Pase a la cocina, era muy moderna y grande, con encimeras en tonos marrones, y en medio un barra americana y en frente una gran nevera en color gris metalizado. Pase al baño, era inmenso, nada mas entrar se podía ver la gran bañera de la cual podía caer una cascada del techo, a la derecha se encontraba una ducha de hidromasaje.
La habitación fue lo próximo que vi, me adentre en el pasillo para llegar a ella, mientras andaba podía ver a los lados cuadros de las distintas zonas de la capital parisina, también pude apreciar a mitad de el pasillo dos puertas, que supuse que seria el armario, pero tenia grandes ansias de ver el dormitorio, abrí una puerta de color blanca con pomo dorado y por fin pude ver esa habitación, de color azul cielo las paredes, unas cortinas de un color azul mas oscuro cubrían los grandes ventanales que dejaban ver las trmendas vistas de Paris, a la izquierda de encontraba la cama, con un cabecero labrado de color plata y una corcha a rayas azul eléctrico y plata cubría la cama.
-Daniel, ¿donde estas?, ven aquí quiero enseñarte algo- dijo Sam. Salí de la habitación y junto a ella encontre unas escaleras en forma de caracol que daban a una pequeña azotea, subí corriendo y al llegar arriba puede ver como un pequeño jardín, el lugar estaba recubierto por unas cristaleras que podían abrirse o cerrarse dependiendo de la época de año, en este caso estaban abiertas puesto que no había mucho frío, entre todas las flores me llamaron unidamente 4 la atención, unas orquídeas que se enredaban en una de las columnas que había y unas macetas con rosas amarillas, blancas y rojas. Había un balancín y en otra de las partes se encontraban una pequeña cama en la que te podías acostar y disfrutar de todas aquellas vistas.
-Son maravillosas estas vistas cariño, me encantan- le dije tras ver todo aquello.
-Me alegro que te guste princesa- respondio.
-Date la vuelta y mira hacia allí- dijo seguidamente.
Me gire y era increíble, me quede anonadada, mis ojos no daban crédito a lo que veían. Nunca pensé que podría así.
Eran increíbles las cosas que había visto desde que llegue a la capital parisina. No quería marcharme de allí, quería quedarme allí para siempre, viviendo nuestra historia de dos.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario