10 de enero de 2011

3. Reencuentros y sorpresas--


No podía creerlo, no, era Alex, una de mis mejores amigas... Nos fundimos en un fuerte abrazo, luego saco un pañuelo de su bolso y me seco la lagrimas, mientras con una amplia sonrisa me decía -No llores, que parece que vuelves de la guerra-.
Yo no tenía palabras para responderle, mientras Sam estaba detrás viendo la imagen. 
Tras reaccionar, me gire y le di un fuerte abrazo a la persona que quería, nunca un abrazo suyo había sido tan sentido como este, no nos habíamos separado aun cuando me dio un beso en la mejilla, luego me susurro al oído -salgamos de aquí, tengo que llevarte a casa-.

Mientras Alex y yo nos abrazábamos de nuevo, el cogía mi maleta, y poco después me dio un pequeño empujoncito en la espalda para que comenzáramos a andar, tras cruzar la puerta de la estación había un grupo de gente del que pasé, ya que a mi parecer no conocía a nadie, conforme iba andado se escuchaba a lo lejos -eh rubia, ¿dónde te crees que vas?-. Reconocía esa voz, era María, y junto a ella estaban todos mis amigos, incluso las que estaban fuera estudiando entre las que se encontraban ella y Alex. Corrí hacia ellas y nos abrazamos, reencuentros inesperados y millones de preguntas que no habían podido ser respondidas en ese momento... 

Me monté en el coche de Sam, un flamante, nuevo y brillante negro Tuareg, con tapicería de cuero en color gris; con nosotros en el coche venían Alex y María, las demás se fueron en el coche de Andrea. En cuanto nos montamos en el vehículo, mis amigas empezaron a relatarme como Sam, los había juntado a todos, ellas habían llegado unos días antes, ya que muchas no tenían clase presencial y habían comenzado algún día antes sus vacaciones; contaban con una gran emoción lo bien que lo habían pasado planeando todo y que Sam se había mostrado muy amable, nunca pensé que él pudiera hacer tal cosa por mi, ya que no conocía a ninguna de mis amigas, pero ya podía imaginar que había contado con la ayuda de mi querido primo.

Mis padres no sabían nada, así que mi llegada sería una sorpresa, espere a la tarde para llegar a casa, ya que sabía que es cuando mis padres estarían juntos en casa, así que Sam también planeo un almuerzo con él y mis amigos, dicha comida la organizo en el restaurante de un amigo, las que habían cogido el otro coche ya habían llegado, nos dispusimos a sentarnos, Sam cogió asiento junto a mí, y mientras nos poníamos al día de todas las cosas que había pasado, fueron llegando más amigos que no habían podido ir a mi llegada y que no faltaron a la comida, como mi primo Mario, Juan, Pilar, Antonio... Por lo que nos reunimos alrededor de 15 personas. Tras la comida y mientras tomábamos café, me centre un poco más en Sam, y aun que no se sentía solo puesto que estaba mi primo, lo tenía un poco a partado así que empezamos a hablar, conforme avanzaba la conversación las risas eran constantes y me sujetaba la mano con firmeza.
Cuando llego la hora de ir a casa, Sam me acompaño. 

Entre a casa, era reconocible el olor a comida que salía de la cocina, signo de que mi madre preparaba la comida para el día siguiente, y de la sala de estar salían la voz reconociblemente de Belén Esteban, así que como de costumbre y fiel a cada tarde, mi madre estaba viendo Sálvame, supuse que mi padre se estaría preparando para ir a jugar su habitual partido de tenis, puesto que el equipo se encontraba en la entrada. Al parecer ninguno de los dos había oído la puerta, me dirigí a la cocina y allí estaban ambos, mientras mamá cocinaba, papá llenaba la botella de agua para llevársela. Mi madre se dio la vuelta y me vio allí en la puerta parada, subió el tono de voz diciendo -¿Pero qué haces aquí? Se suponía que venias el día 25-. Me abrazo y me dio un fuerte beso y papa hizo igual. Mi madre se acerco y le dio un beso a Sam y mi padre le estrecho la mano, me quede perpleja ya que no tenía constancia de que se conocieran, pero supuse que era cosa de mi primo Mario.

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